Si ahora que empieza a llegar el frío y las lluvias disminuyen tus salidas en bici, es fácil que cojas algún kilo debido a la reducción del gasto calórico. Siguiendo estos consejos podrás mantener el "tipo fino" durante todo el invierno.
- ¡Come menos! Sí, ya sé que eso ya lo sabes... pero muchas veces no se tiene en cuenta que si estamos entrenando menos también hay que comer menos.
- Reduce los hidratos de carbono en la dieta. Ya no necesitamos tanta energía rápida disponible como cuando estamos entrenando todos los días. Deja la pasta, el arroz, los cereales y el pan solo para las comidas previas y posteriores a los entrenamientos.
- Pásate a lo integral. La pasta, el arroz, el pan, los cereales... mucho mejor si son integrales. Por tres motivos fundamentales: son mucho más ricos en vitaminas, minerales y fibra, llenan mucho más (más poder saciante) y engordan menos (requieren más energía para digerirlos).
- Si todavía no lo haces, haz al menos 5 comidas al día. Esto tiene un par de razones bastante lógicas. Cuando pasan varias horas sin comer, el cuerpo tiende a consumir menos energía y a guardar más grasa como medida de emergencia. Al comer varias veces al día, se evitará llegar a las comidas principales "muerto de hambre", y se evitarán grandes atracones.
- Entrena más intenso. Los días que entrenes poco tiempo, aunque no sea en bici, trata de hacer entrenamientos más intensos. Así, quemarás más calorías, no solo durante, sino también después del entrenamiento. Y la cantidad de grasa consumida será la misma.
- Camina más. Trata de usar menos el coche o la moto para tus desplazamientos diarios. En su lugar, ve andando o en bici. Si ya vas en transporte público, prueba a bajarte una o dos estaciones antes e ir andando. Sustituir el ascensor por las escaleras también ayuda a aumentar el gasto calórico.
- Haz rodillo o haz otros deportes. Aunque haga mal tiempo o anochezca antes, es importante que sigas haciendo algo de deporte entre semana. Puedes hacer rodillo en casa o practicar otros deportes de interior como la natación, o deportes de equipo.
- Aficiónate a la sopa. Empezar las comidas con una sopa ligera (de tomate, de pollo, de cebolla...) hará que la sensación de saciedad aumente, y por lo tanto, al final comerás menos.
- Desayuna fuerte. Está demostrado que las personas que desayunan bien, a la larga, son las más delgadas. Un buen desayuno hace que tengas menos hambre durante el resto del día.
- Planifica las comidas. Es mucho más fácil hacer una dieta equilibrada si de antemano hacemos una pequeña planificación de lo que vamos a comer. Por las noches, conviene dedicarle 5 minutos a pensar, planificar y preparar las comidas del día siguiente. Si improvisamos las comidas, es más fácil que acabemos comiendo mal.
- ¡Come menos! Sí, ya sé que eso ya lo sabes... pero muchas veces no se tiene en cuenta que si estamos entrenando menos también hay que comer menos.
- Reduce los hidratos de carbono en la dieta. Ya no necesitamos tanta energía rápida disponible como cuando estamos entrenando todos los días. Deja la pasta, el arroz, los cereales y el pan solo para las comidas previas y posteriores a los entrenamientos.
- Pásate a lo integral. La pasta, el arroz, el pan, los cereales... mucho mejor si son integrales. Por tres motivos fundamentales: son mucho más ricos en vitaminas, minerales y fibra, llenan mucho más (más poder saciante) y engordan menos (requieren más energía para digerirlos).
- Si todavía no lo haces, haz al menos 5 comidas al día. Esto tiene un par de razones bastante lógicas. Cuando pasan varias horas sin comer, el cuerpo tiende a consumir menos energía y a guardar más grasa como medida de emergencia. Al comer varias veces al día, se evitará llegar a las comidas principales "muerto de hambre", y se evitarán grandes atracones.
- Entrena más intenso. Los días que entrenes poco tiempo, aunque no sea en bici, trata de hacer entrenamientos más intensos. Así, quemarás más calorías, no solo durante, sino también después del entrenamiento. Y la cantidad de grasa consumida será la misma.
- Camina más. Trata de usar menos el coche o la moto para tus desplazamientos diarios. En su lugar, ve andando o en bici. Si ya vas en transporte público, prueba a bajarte una o dos estaciones antes e ir andando. Sustituir el ascensor por las escaleras también ayuda a aumentar el gasto calórico.
- Haz rodillo o haz otros deportes. Aunque haga mal tiempo o anochezca antes, es importante que sigas haciendo algo de deporte entre semana. Puedes hacer rodillo en casa o practicar otros deportes de interior como la natación, o deportes de equipo.
- Aficiónate a la sopa. Empezar las comidas con una sopa ligera (de tomate, de pollo, de cebolla...) hará que la sensación de saciedad aumente, y por lo tanto, al final comerás menos.
- Desayuna fuerte. Está demostrado que las personas que desayunan bien, a la larga, son las más delgadas. Un buen desayuno hace que tengas menos hambre durante el resto del día.
- Planifica las comidas. Es mucho más fácil hacer una dieta equilibrada si de antemano hacemos una pequeña planificación de lo que vamos a comer. Por las noches, conviene dedicarle 5 minutos a pensar, planificar y preparar las comidas del día siguiente. Si improvisamos las comidas, es más fácil que acabemos comiendo mal.
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