La primera jornada del Campeonato del Mundo de Ciclocross en Heusden-Zolder (Bélgica) quedará para el recuerdo como la primera ocasión en la que “supuestamente” se detecta un caso de doping tecnológico en competición.
Se oían muchos rumores en torno a la utilización de motores en el ciclismo de competición pero nunca se había demostrada nada, a pesar de los muchos controles realizados en competición por la UCI. Por lo que el uso de motores en competición parecía una leyenda urbana, desgraciadamente este caso llenara las portadas de los medios generalistas manchando de nuevo la imagen del ciclismo.
La acusada es Femke Van den Driessche actual campeona de Europa sub23 de ciclocross, y favorita para lograr el mundial de ciclocross sub23 en Zolder.
La bici que fue detectada por los comisarios de la UCI en el box de la belga disponía de un motor en la caja del pedalier. El padre de la corredora explicaba que la bicicleta con motor no es de Femke, sino de una persona de su entorno que entrena con ella, pero que su hija no la ha utilizado ni tenía intención de hacerlo.
Si se demuestra que esa bici es de Femke Van den Driessche se enfrenta a una grave sanción ademas de una multa que puede ir de los 20.000 a 200.000 francos suizos. Además de manchar el nombre de su selección en un país como Bélgica donde el ciclocross es casi una religión.
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